
Según confirmó El ministro de Defensa, la meta es fabricar 400.000 fusiles colombianos.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, reveló detalles sobre el nuevo fusil de fabricación nacional que fue presentado en las últimas horas y que tiene como objetivo convertirse en el reemplazo de los Galil israelíes y de los M16 norteamericanos, armas de las que las Fuerzas Militares colombianas han dependido históricamente.
Según explicó el jefe de Defensa, el desarrollo de este fusil 100 % colombiano comenzó hace tres años con un equipo de ingenieros de Indumil, aprovechando la experiencia adquirida en la producción de componentes del Galil.
“Casi toda la cantidad de componentes del Galil, excepto el cañón y la mira, ya se producían en el país. Sobre ese trabajo se construyó esta iniciativa que hoy nos permite tener un prototipo probado”, aseguró.
El plan contempla varias fases. Para finales de este año se entregarán 10 fusiles que serán probados en condiciones extremas: selva, lodo y lluvia. En 2026 se espera que ya se hayan entregado 50 unidades destinadas a operaciones reales.
El ministro Sánchez señaló que el objetivo es que entre junio y julio de 2026 se hayan realizado todos los ajustes necesarios para iniciar la producción en masa. La meta es fabricar 400.000 fusiles que gradualmente reemplazarán a los Galil actualmente en uso.
“Es una transición. Este fusil, hecho principalmente en polímeros —un 65 % frente al 30 % que tiene el Galil—, será aproximadamente un 15 % más liviano y 25 % más económico. Además, el dinero se quedará en Colombia y nos permitirá proyectarnos incluso hacia la exportación”, afirmó el ministro.
Consultado sobre si el nuevo fusil incluye partes extranjeras, Sánchez confirmó que todos los componentes serán nacionales.
“Sí, todo sería colombiano, absolutamente todo. Ayer lo probé, lo levanté, supremamente liviano. Eso les da una versatilidad enorme a las tropas, genera economía y una calidad de empleo supremamente elevado”, dijo.
De acuerdo con el funcionario, este paso le permitirá a Colombia avanzar en lo que denomina la “autonomía estratégica de procesos”, es decir, la capacidad de tener control sobre la producción de su propio armamento.





